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El hombre árbol, el extraño caso de Dedé

sábado, 12 de septiembre de 2009

Dedé, un hombre indonesio, vió cómo de su cuerpo comenzaban a brotar unas extrañas raíces, como si de un árbol se tratara.

Nunca ha podido llevar a cabo sus tareas cotidianas o domésticas, dejó de trabajar y fue abandonado por su mujer, viéndose obligado a educar a sus hijos inmerso en la pobreza y resignándose a malvivir con su enfermedad.

Un experto dermatólogo estadounidense voló hasta la localidad donde vive Dede, al sur de Yakarta, para proponerle un tratamiento que ha cambiado su vida.

Padece el virus del papiloma humano. El doctor Anthony Gaspari, de la Universidad de Maryland, concluyó, después de realizarle pruebas, que la enfermedad del hombre indonesio se debía a ese vírus, una infección relativamente común que suele causar pequeñas verrugas en las personas que la sufren.

Dede sin embargo tiene un extraño defecto genético en su sistema inmunológico por el que su cuerpo no desarrolla las defensas ante este virus.

"La probabilidad de tener su deficiencia es menos de una entre un millón", reconocía el doctor Gaspari.

En el año 2007, el doctor afirmaba que, "En seis meses, podrá vivir una vida más normal", asegura el doctor. Gaspari ha dejado claro que su cuerpo no volverá a ser como antes, pero que sí podrá usar las manos.

El doctor conoció el caso de Dede gracias a un documental de Discovery Channel.


Dede se sometió a ocho operaciones en nueve meses y ya sólo le quedan 300 gramos de verrugas, podrá trabajar.

Dede, que ahora tiene 38 años, se ha podido desprender de la mayoría de sus verrugas, aunque todavía tendrá que someterse a alguna operación más.

Imágenes de Dedé con el Doctor





Lo de este hombre se pensó que era el único caso en el mundo y de hecho, es el único con esas proporciones, pero hay otros casos similares a él.

Otros casos como el del "Hombre de la piel de cocodrilo" o la "Mujer del Diablo" o "Mujer Cornuda", son solo un ejemplo de cómo en ocasiones la naturaleza humana se da en algunas personas en forma de anomalías extrañas, todo ello crea un rechazo social, son repudiados.

Estas anomalías se denominaron como "Homo Cornutus". Fueron vistos incluso como una raza aparte, se trataba personas a las que les crecían apéndices en forma de cuernos en diversos puntos del cuerpo, principalmente en la cabeza.

Sin conocerse una causa aparente, los chinos eran los que más padecían esta extraña enfermedad.

Casos como el de Ma Zhong Nan, una anciana de 98 años originaria de China a la que le creció uno de estos "cuernos". No lo ha tenido toda la vida, tan sólo los últimos 5 o 6 años y no ha conseguido que nadie la ayude médicamente. Ella sentía dolor al cepillarse el pelo y al poco tiempo comenzó a notar algo duro que le sobresalía de la cabeza, entonces buscó ayuda, pero los médicos no pudieron ayudarla ya que no sabían lo que era ni cómo tratar esa malformación.

Uno de los primeros casos de este tipo recogidos y documentados a lo largo de la historia, es el del alemán Fabricius Hildanus, quien a finales del siglo XVI presentaba unos cuernos que le sobresalían de la frente. Medían varios centímetros de longitud.

Naturalistas y dermatólogos han recogido durante años decenas de casos de este tipo y en el año 1900, ya se conocían más de 100 casos.

En algunos de ellos, los cuernos seguían creciendo, incluso los cortaban, pero volvían a salir. Se pensó que podía ser genético porque en algún caso le sucedió a padres e hijos.

Uno de los más famosos o difundidos es el de Wang, un granjero chino al que le creció un enorme cuerno en la parte posterior de la cabeza.

Fue fotografiado por un ruso que lo localizó en el año 1930. Su imagen se hizo famosa gracias a Robert Ripley's, el creador actual del Museo Ripley's.

Anos después trataron de localizar a Wang, pero fue imposible.

Otro caso, más parecido al de Dedé es el de Ralph Albert Krooner, de Vermont, en el año 1888. En aquel momento creyeron que fue una "impresión materna" que se basaba en que una mujer embarazada, que se llevaba una fuerte impresión podía afectar al feto.

En el caso de Albert, su madre había visto como en un circo un elefante mataba a cinco personas. Este suceso le habría causado tanta impresión que su hijo nació con una parte de este animal. Aquello, lógicamente no era cierto, era un montaje para darle más dramatismo a la historia de Albert, cuando éste era exhibido en los circos.

Albert tenía una anomalía única en el mundo. Presentaba una fuerte ictiosis en la piel de los pies y manos que tenían aspecto de "pies de elefante" o "piel de cocodrilo", nombres con los que se presentaba en algunos circos.

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